lunes

Rubens y el marketing

Rubens y el marketing
por Blanca Mo



El profesional que aspira a ganarse la vida haciendo lo que le gusta (que suele coincidir con aquello que menos le cuesta hacer, o aquello que sale con fluidez y con excelente calidad) aspira a ganarse la vida vendiendo un buen producto.

Este asunto plantea ciertos quebraderos de cabeza sobre todo a las personas que quieren trabajar en oficios creativos. A menudo los artistas, inventores, creadores sienten una pereza infinita a la hora de realizar una actividad imprescindible pero que tiene poco que ver con su trabajo creativo: el marketing.

El pintor renacentista Rubens consiguió tamaña fama y difusión de su obra no sólo por ser uno de los grandes maestros de su época, sino porque tenía un método de trabajo riguroso: por las mañanas, muchas horas pintando. Por las tardes, muchas horas de relaciones públicas para el automarketing. Seguramente han existido pintores tan buenos como Rubens a lo largo de los tiempos, pero quizá no tan buenos en sus estrategias de difusión. El resultado es, probablemente, que ni están inscritos en los libros de Historia del Arte, ni sus cuadros colgados en los museos más importantes del mundo.

Otro genio artístico muy astuto con su marketing fue Rafael. Trabajaba en Roma, a la vez que Miguel Angel. El gran mecenas de ambos, el Papa Julio II, encargó a Miguel Ángel que pintara la capilla Sixtina (una obra ambiciosa, ciertamente, para desagraviar al artista porque finalmente el magno proyecto de mausoleo escultórico encargado por el Papa se quedó en apenas una cuarta parte de lo que se concibió en un principio). Miguel Àngel era un hombre orgulloso y de carácter, por lo que quedó contento ante el nuevo encargo del Papa: invertiría 20 años de su vida en realizar unos frescos que toda la humanidad ha continuado admirando por siglos.

A la par que Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, su contemporáneo Rafael recibió el encargo de pintar las Stanzas Vaticanas (habitaciones privadas que sólo frecuentarían el Papa y su séquito), Rafael y Miguel Ángel se admiraban mutuamente, y se respetaban con cortesía, pero se envidiaban mutua y profundamente. Rafael no podía soportar que sus stanzas fuesen a ser vistas por apenas unas decenas de personas, mientras que la obra de Miguel Ángel en la Sixtina era, de por sí, un escaparate para su obra y gloria popular.

¿Qué hizo Rafael? pues como entonces no existían los fotógrafos para captar imágenes de su obra, inmediatamente se buscó un maestro grabador –Raimondi-, y le encargó que hiciese reproducciones seriadas de todas sus obras, con tirajes que permitieran difundir las pinturas de las Stanzas por todas partes de Europa e incluso como impresos en libro.
De hecho, algunos cuadros de Rafael que ya no existen, los conocemos gracias a esos grabados.

La lección de estos dos maestros renacentistas es que, además de pintar, sabían difundir, mostrar y “vender”el producto que salía de sus manos. Tan importante es elaborar un buen trabajo como aprender a introducirlo en un mercado de clientes, con el valor que merece.

viernes

Cuido la palabra, ergo la amo


CUIDO LA PALABRA, ERGO LA AMO
por Blanca Mo

Todos nosotros poseemos algún bien muy preciado: un recuerdo, el privilegio de ser libres –o el de ser esclavos de las cosas que amamos-; algunos bienes materiales que -por su valor en el mercado o estrictamente sentimental- son muy significativos para nuestra existencia.
Entre los tesoros maravillosos que la vida nos regala, se halla el don de comunicarnos. Todos poseemos un código para poder hacerlo. La palabra es uno de los más ricos (otros códigos no lo son menos, como el gestual de los sordomudos, el de las plantas, o el de los animales -algunos sutilmente complejos y bellos, como el de las ballenas-).
Los hablantes y escribientes tenemos boca y manos para manejar este tesoro y convertirlo, además de en una herramienta de intercambio de ideas y experiencias, en una plataforma para crear belleza.
¿Nos hemos parado alguna vez a pensar en cómo sería el mundo sin posibilidad de comunicación? …
Puesto que contamos con la riqueza del lenguaje para poder llevarla a cabo del modo más eficiente y estético –no quiero decir barroco con ello. Me refiero a la correcta estructura,  la precisión, la claridad: no hay nada más complejo que hablar o escribir sencillo-… ¿por qué a veces lo dejamos tan descuidado?
El lenguaje es una convención; y eso significa que existen unas normas para permitir que sea bello y ordenado. Sucede lo mismo en  Pintura, en Escultura, o en cualquiera de las artes. Conocer y respetar estas formas nos permitirá ser correctos y precisos en la parte pragmática y utilitaria de la comunicación diaria. Y, un poco más: ser incluso hábiles en la parte estética y poder llegar incluso a hacer Literatura.
Una palabra mal acentuada, una falta de ortografía, un error sintáctico o gramatical convierten la expresión en una prenda con manchas. Causa la impresión que causaría un interlocutor mal aseado, despeinado, o con manifiesta dejadez en su aspecto.
Aprender los entresijos de una gramática puede ser un oficio apasionante, un camino interminable de grato aprendizaje. Los diccionarios de consulta y algunas páginas de Internet son imprescindibles para resolver dudas de profanos y profesionales.
En todo caso, lo más importante es la actitud: ¿concedemos suficiente importancia al asunto al redactar emails, mensajes cortos, y conversaciones de chat?
La duda es si estas nuevas tecnologías de la rapidez acabarán imponiéndose sobre la norma idiomática y transformando el idioma castellano, que por supuesto, es lengua viva… No sería extraño, pero antes, por supuesto, tendría que quedar recogida la nueva normativa por el organismo pertinente (en el caso de la lengua castellana, por la RAE).
Suceda lo que suceda, y aun a fuer de ser tildados de puristas, los correctores continuamos velando por el cumplimiento normativo. Acunamos el idioma con mano recta y cariñosa, para cuidar a eso que consideramos nuestro hijo más amado.

domingo

Escribir una película


Escribir una película
por Blanca Mo

Muchas veces nos sorprendemos pensando en imágenes cuando estamos redactando un texto escrito. La imaginación del ser humano tiende a recrear en colores, formas, sonidos y olores aquellas cosas que evoca cuando se concentra en la narración. Se nota especialmente cuando el autor está conectando de verdad con el texto que le fluye de su interior al escribir la historia.

Una vez conferida esa forma literaria al texto, algunos narradores se plantean trasladarlo a un formato que pueda ser traducido por una cámara de vídeo o de cine. Vivimos sumergidos en una cultura de continuo bombardeo audiovisual, y aunque afortunadamente el placer de la lectura sobre renglones escritos sigue siendo un plato suculento para muchos, cada vez se va agrandando la necesidad de una buena narrativa audiovisual que transfiera las palabras a secuencias y a escenas.

Para llevar a cabo un trabajo de este tipo, es conveniente en primer lugar contar con las bases de un relato escrito –una novela, un cuento- y siempre tener en cuenta que la escritura de un guión requerirá de mucho más tiempo que la de una narración literaria, debido a que, en este caso, siempre se plantea en fases que demandarán al autor volver una y otra vez a repasar y a reescribir (la exitosa guionista y maestra formadora en el arte del guión hollywoodense, Linda Seger, así lo expresa en sus clases y en sus manuales).

Nuestro asesoramiento con la escritura de guiones permitirá al autor convertir sus narraciones en guiones, siendo guiado en cada una de las etapas que plantea el método de Linda Seger.

En primer lugar, descubrirá lo que es el tempus cinematográfico, los giros y plots necesarios en el relato audiovisual. Posteriormente, cómo trabajar paralelamente en el argumento y en el diálogo, además de cómo dibujar los personajes para que adquieran fuerza suficiente, sean creíbles, y despierten la empatía del espectador.

A lo largo de sucesivas sugerencias por nuestra parte, las fases de la escritura se irán completando con correcciones y aportes, hasta enriquecer la historia y ajustarla –con aquello que se estime que sobra y que falta- al formato fílmico. El autor no tardará en descubrir que los procesos de escritura literaria y cinematográfica son parientes cercanos, aunque con particularidades muy específicas y bien diferenciadas.

El reto no deja de ser apasionante.

jueves

La escritura testimonial como hallazgo y como ofrenda


La escritura testimonial como hallazgo y como ofrenda.
Jesús Gabriel Gutiérrez

Llega un momento en la vida en que, más que orientarnos a retos externos, los asuntos del alma nos piden una atención especial. Hemos tenido experiencias, algunas de ellas, acaso las más importantes, todavía pueden presentar algunos cabos por atar; y muy a menudo uno no es consciente de este hecho. Es ahí, cuando nos narramos a nosotros mismos, que nos percatamos de lo que quedó en el tintero. Se hace necesario, pues, un redondeo y un homenaje a la experiencia. La escritura juega aquí un papel primordial, pues, mientras uno reflexiona y escribe, personas, escenarios y sentimientos compartidos vuelven a emerger, resituándose, y es así cómo nos revelan aspectos que quedaron ocultos en los repliegues de aquellas experiencias, las cuales pensábamos que ya habíamos vivido completamente. En realidad no hay nada de lo cual podamos decir que hemos vivido al completo, pues siempre hay hilos que podemos tejer mejor o, por lo menos, seguir aprendiendo de las propias reflexiones al respecto de lo vivido con la neutralidad que ahora da la distancia.

También sucede que, al mismo tiempo que uno redondea las experiencias tenidas, y se redondea a sí mismo, en la escritura, descubrimos que queremos reconectarnos con aquellas personas, ya sea porque no están, ya sea porque estamos con ellas y queremos dejarles un testimonio vivencial. La escritura se revela como una vía discreta, respetuosa y profunda que nos lleva a nuevos hallazgos, a la vez que ofrecemos una destilación de nosotros mismos a las personas queridas.

Para este proceso, de sublimación y elevación de lo vivido a través de la escritura, puede resultar interesante contar con el apoyo de un facilitador sensitivo y respetuoso. Muchas personas, con mucho que decir y ofrecer, no se atreven a afrontar el proceso de poner por escrito sus vivencias y opiniones. Las razones pueden ser muy diversas: algunas de ellas son de peso, y algunas otras son debidas a la falta de costumbre. En cualquier caso, saber que se puede contar con un facilitador capacitado, tanto en lo emocional como en los aspectos técnicos de la escritura, supone un apoyo que hará que el camino resulte una andadura todavía más gozosa y provechosa.

miércoles

Las memorias como legado

Las memorias como legado
por Blanca Mo

Aquellos lectores muy entusiastas del género de la autobiografía nos preguntamos por qué no existen más autores que en su día decidieron escribir sus memorias.

Igualmente, como seres humanos, a veces nos hemos preguntado por nuestro árbol genealógico, y por las personas que moraron en sus ramas a lo largo de las generaciones: ¿qué clase de vida tuvieron nuestros bisabuelos? ¿qué nos hubieran dicho si les hubiésemos conocido ahora? ¿Algún padre le habría facilitado un consejo, una revelación, la narración de una vivencia,  a sus hijos, por escrito, que nunca se atrevió a contarles de palabra?... Entonces se nos ocurre que ojalá alguno de ellos hubiese dejado unas cuartillas escritas, una serie de cartas, un relato, un resumen de su existencia, que seguramente tendría muchos puntos de conexión con lo que somos ahora, con la identidad que hemos adquirido sólo con nacer y con vivir.

En otros casos, leer la autobiografía de otro ser humano que ni ha sido destacado autor literario ni nos toca como familia, puede resultar igualmente atrayente, porque descubrimos en las páginas que alguna parte de aquel ser tenía mucho en común con nosotros, por sus gustos personales, tipo de vida, creencias, o circunstancias.

Todas estas razones que esgrimiría un lector ávido de material biográfico, son también un buen punto de partida para toda aquella persona que se plantee realizar una recapitulación de su vida por escrito, tenga la edad que tenga.

Algunos de nuestros clientes deciden ponerse en este trabajo a edad muy madura, cuando la jubilación les permite un resquicio de tiempo libre para ordenar sus ideas y recuerdos, y disponen de más horas para abordar la tarea; o porque desean regalar a sus hijos y nietos un compendio de su trayectoria que pueda caber en una obra escrita.

Otras personas, en algún momento de sus vidas, incluso siendo muy jóvenes, si es que han tenido vivencias muy intensas, o hacia los cuarenta o cincuenta años, épocas en las que ciertos individuos atraviesan crisis de autocuestionamiento personal o posibilidad de cambios de rumbo, se ponen a ordenar por escrito los recuerdos y vivencias en busca de un poco de luz para sí mismos y, seguramente, también  para quienes les lean.

A la hora de abordar una tarea de esta envergadura, nuestros clientes a menudo se van encontrando con gran cantidad de material entre las manos,  sin saber muy bien cómo ordenarlo, conferirle una estructura, una coherencia, o incluso acabar de pulir el estilo.
En esos casos, se concierta una serie de encuentros con el interesado, y se le va orientando en la tarea, siempre prestando la colaboración en la medida que él mismo estime que la necesita.

Una elaborado todo el proceso de la escritura y corrección junto con el autor, él mismo decidirá cómo desea editarlo o en qué formato lo difundirá; o si lo hará solamente entre sus familiares y amigos, o desea buscar algún otro cauce para acceder a mayor número de personas.

lunes

La fuerza de la escritura

Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se haya escrito.

Giovanni Papini

viernes

El arte de afinar un libro

Afinar la escritura
Jesús Gabriel Gutiérrez

Afinar un libro o, mejor dicho, la idea que va a ser plasmada en un libro, es equivalente a los ejercicios que un músico hace antes de reunirse con sus compañeros. 
Afinar una idea requiere dejar que ella se tome el tiempo que necesite para acicalarse y presentarse ante quien la va a escribir. La idea es soberana, ama y señora. Esta soberanía es tomada de una forma u otra por el músico en función de si su conexión con ella es fluida o no. Él se siente amo y señor, cual narciso ante su idea, cuando en realidad es ella que ha aparecido tal y como quiere aparecer: ama y señora. Puede ocurrir lo contrario, que el escritor sufra y sienta que se sacrifica para nada cuando las cosas no vienen fluidas. Es posible que las demandas del escritor sean tales que la idea se retire, a la espera de una mejor ocasión, para dejarse plasmar. Es en este caso que, más que afinar un libro, es necesario afinar al autor. Es aquí que vemos que todo afinamiento empieza por uno mismo; que no es el libro el que requiere ser afinado; y ni tampoco la idea, pues ella quiere venir virgen y tan sólo pide incondicionalidad.

domingo

Retrato con palabras: el perfil periodístico como género


Retrato con palabras: el perfil periodístico como género
por Blanca Mo


Existe un género periodístico con un cierto parentesco con la entrevista, pero que difiere de ella, sobre todo en la estructura. El perfil periodístico trata de retratar a una persona no con lo que dice (o no sólo con lo que dice) sino mostrando cómo lo cuenta, cómo vive, cómo actúa, qué actividad interesante destaca en su vida, o cómo le ven sus seres más próximos.

Por supuesto que un buen perfil requiere de una o varias entrevistas personales con el personaje, de las cuales se podrán extraer citas textuales. Otra de las características del perfil es que su elaboración debe estar justificada por algún rasgo que muestre la actualidad de la figura retratada (por ejemplo, que ha publicado un libro, que ha recibido un premio, que deja temporalmente sus actividades, o que ha ocurrido algún acontecimiento notorio y de interés en su vida personal).

El perfil ayuda a comprender mejor al personaje retratado, satisface la curiosidad del lector, y en muchos casos es el responsable de que un cierto número de lectores terminen “enamorados” del personaje.

Expresar la personalidad de un retratado requiere que hablemos también de detalles amenos y cotidianos. Es posible que, como lectores, nos interese más qué le gusta comer o qué hace los domingos nuestro escritor favorito, que no leer una entrevista en la que nos hable de su última novela.

El perfil se acerca también –y toma rasgos- del reportaje biográfico, pues el personaje tiene opción de traslucirse a través del relato de su vida, realizado por él mismo o bien resumido por la persona que elabora el escrito. El perfil puede incluir también rasgos de personalidad, anécdotas, opiniones de allegados, e incluso escuetos datos biográficos de fechas,  lugares y hechos.

Para dar un barniz coherencia a todos estos hilos conductores, conviene estructurar un discurso con un estilo uniforme y dinámico, pero, sobre todo, no olvidar el motivo por el que se está escribiendo el perfil: que el personaje es actualidad por alguna razón; aunque, siempre encontramos personajes que son, per se, actualidad, sin que tengan que hacer nada para dar un motivo para escribir sobre ellos.

Todo lo dicho sobre el perfil periodístico –que, en definitiva, configura un retrato- puede ser en cierto modo extrapolable a la construcción de un personaje literario. Cuando abordamos la escritura de una novela, además de la trama, se debe tener muy claro quiénes son los personajes, cómo son y cómo actúan. No está demás elaborar una semblanza de cada uno de ellos, incluso de los secundarios, aparte de la novela definitiva.

Algunos autores han dedicado capítulos enteros de sus novelas a semblanzas de personajes, intercalando en ellos datos de la trama. Esta técnica permite avanzar en el argumento, mientras el lector empatiza con los protagonistas, haciendo el texto más creíble y la conexión entre libro y lector mucho más auténtica.

De la elaboración de personajes literarios hablaremos en otra ocasión.

El bloqueo del escritor

Las personalidades que desconfían de sí mismas consideran insoportable el periodo de pausa (creativa, de relaciones, de trabajo, etc,...) y lo interpretan como una prueba más de fracaso.

Victoria Nelson (El bloqueo del escritor)

lunes

La fuerza del presente

En tu actitud, más que el pasado, debería influir más lo que anhelas para el futuro. Sin embargo, lo que más va a influir en tu futuro es lo bien o lo mal que gestiones tu presente.
Gabriel

viernes

La tarea del corrector

La tarea del corrector
por Blanca Mo

Se dice que la escritura es un oficio y un arte. Corregir textos, por el contrario, es un oficio que no cuenta con la vertiente artística, pero sí con mucho del rigor técnico y la precisión que requiere un oficio en toda regla.

El corrector tipográfico y de estilo es un profesional que debe conocer a la perfección las normas idiomáticas de ortografía, gramática, semántica, puntuación, y cualquier aspecto referido a la corrección de un idioma. También debe poseer conocimientos acerca de la tipografía de las ediciones  (organización de los párrafos y líneas, uso de cursivas y negritas, etcétera).

Además de los aspectos idiomáticos y compositivos citados, el corrector debe vigilar igualmente por la coherencia de un texto (es decir, las relaciones de contenido que tienen las ideas, que éstas sean expresadas en el orden adecuado para su óptima comprensión por parte del lector; y, en definitiva, la estricta lógica que debe encerrar todo buen discurso).

No sólo de la coherencia se ocupa el corrector, también de que la cohesión –o correcto entramado de las ideas secundarias expresadas, para su correcto entendimiento y sentido del texto- esté en línea con el tipo de discurso que se maneja.

Por tanto, además de pulir el lenguaje de un manuscrito, un corrector comentará también con el autor si debe realizarse alguna modificación en el mismo que resulte pertinente para la coherencia y cohesión del escrito, según su modalidad: no requerirá los mismos elementos una carta, una tesis, una novela, un poema, un discurso, un informe, un cuento, un texto técnico o científico.

Requisito fundamental para que un manuscrito sea legible y aceptable es su estricta corrección. Es, por tanto, este oficio de corrector, una herramienta de pulido de los textos que no debe ser pasada por alto.

jueves

Lo que da la escritura

La escritura da volumen y presencia a tus pensamientos.
La escritura es la levadura de las palabras.

Gabriel

Oda múltiple a la escritura

Cuando las experiencias son acariciadas por la escritura toman relieve, aumentan de tamaño y nos ayudan a observar con visión renovada, profunda y aguda lo ya vivido y lo que está a la espera de vivirse. 

Escribir sobre nuestras experiencias les sienta bien y nos devuelve una perspectiva inédita de nosotros mismos.

Escribir es predisponerse a amasar el pensamiento.
Escribir es poner levadura a la imaginación antes de hornearla.
Sin embargo, abrir el horno después de la cocción puede deparar sorpresas inimaginables.

Somos labradores amorosos del campo que es nuestra vida. La escritura ara el terreno en donde nuestra creatividad toma un sentido que, acaso, nos sorprenda y supere a nosotros mismos.

Escribir es como arar un campo hermoso, preparándolo con amor para que nuestras experiencias germinen, crezcan -y nos hagan crecer-, ramifiquen y florezcan.

Gabriel

Cuestión de elección

Una palabra elegida con acierto puede cambiar el rumbo de las emociones

Blanca Mo

miércoles

La fuerza de la palabra

No existirían las guerras con armas si el ser humano valorase de verdad la fuerza de la palabra

Blanca Mo

El oasis del coaching en el desierto de la escritura

El oasis del coaching 
en el desierto de la escritura
Jesús Gabriel Gutiérrez


Escribir es expresarse, reflexionar, descubrir, recordar, intuir, visualizar, ordenar… es establecer una alianza entre el caos y un cierto orden. Escribir supone un ejercicio de interiorización que se desarrolla en paralelo con el anhelo de expresión de algo de uno mismo que no podría concretarse de ninguna otra manera, ni tan siquiera con una conversación profunda con otra persona. Escribir es un camino que te lleva a un paisaje que, a menudo, puede parecer desértico para la persona no acostumbrada (e, incluso, muy a menudo, para quien lo está). Sin embargo, la aridez de este desierto metafórico puede resultar muy fértil y gozosa. Vamos caminando por ella, desafiando todo tipo de emociones, anhelando un oasis, una complicidad, la inspiración misma.

Todos podemos expresarnos a través de la escritura. Sin embargo, no siempre emprendemos el camino con la incondicionalidad que requiere. Escribir es un ejercicio solitario comparable con una travesía por el desierto, con todo lo que ello comporta. Para hacer frente a este vacío puede resultar interesante contar con un lector imaginario al cual escribimos. Este lector, construido con rasgos de personas que conocemos, se convierte en amigo que inspira y anima a seguir. También , claro está, podemos adoptar a los amigos reales como confidentes y lectores de nuestros escritos. El caso es sentirse apoyado, ya sea real o imaginariamente.

Un proceso de coaching aplicado a alentar la creatividad y, en particular, orientado a desarrollar habilidades y proyectos literarios, vendría a ser como el oasis en la travesía de un desierto que se vuelve cada vez más fértil con cada paso que damos.

sábado

Coaching para escritores

Coaching para escritores
por Blanca Mo


Cualquier proceso creativo ocasiona crisis, dudas, altibajos y, en ocasiones, aparentes callejones sin salida, o incluso letargos muy prolongados.

Dar a luz una obra literaria, un ensayo, o la expresión escrita de cualquier idea puede generar dificultades a un autor, que deriven en un bloqueo largo o en el reiterado desánimo, hasta dar incluso con el abandono del proyecto.

El coaching para escritores consiste en acompañar al autor en ese proceso para ponerle frente a las diferentes vías de salida que puedan existir en cada caso. Algunas personas generan una idea brillante pero no se ven capaces de expresarla, bien por las dificultades técnicas que entraña armar el armazón de un libro, o bien por carencias léxicas o gramaticales. En otros casos, el momento emocional o circunstancial del autor no le permite centrarse del todo en el proyecto.

El coaching literario es una herramienta para descubrir, en primer lugar, qué causa o causas hay que abordar cuando el barco de la escritura se encuentra varado en una costa sin salida. Es el escritor el que llegará a destapar por sí mismo ese descubrimiento, guiado por el coach.

Si se trata de un bloqueo emocional, se indagará en las causas, y se acompañará al autor en su proceso de resolución. Si se trata de un asunto técnico, el coach pondrá las vías informativas adecuadas para que el autor se provea de las herramientas necesarias para superar sus propias carencias.

En otros casos, si la obra ya está generada y lo que se necesita es un punto de vista crítico constructivo, o el acompañamiento y asesoría en el proceso de buscar editor, el coach también se coloca al lado del interesado para orientarle en la tarea.

Hay que recalcar que un coach no es un psicólogo ni un terapeuta emocional. Se trata más bien de un “entrenador” que ayuda a la persona a la autoindagación y a generarse las preguntas adecuadas para extraer las conclusiones que le permitan llegar a la máxima eficacia y con el mayor rendimiento.

Las memorias como género


Las memorias como género
por Blanca Mo

Cuando se trabaja en la escritura de textos biográficos es importante tener en cuenta, ante todo, el punto de vista con que el comitente quiere verse reflejado en esos textos.

A menudo una persona decide hacer una recapitulación de los hechos más notables de su vida, o de la trayectoria profesional, sentimental, espiritual, o lo que fuere, de su existencia. Y, pese a tener en su memoria las cosas más o menos claras, no se ve con ánimos o con recursos como para abordar la complejidad de la redacción que requiere un texto de este tipo.

El primer problema que se presenta es el de ordenar datos: ¿se realizará una narración lineal de los hechos, tal como sucedieron en el tiempo? ¿será más interesante ordenarlos según su importancia en la vida personal o pública del protagonista? ¿resultará inteligente avanzar algún hecho que se produjo en un momento posterior, haciendo una introducción durante la etapa dedicada a la juventud o la infancia?

Todos estos factores son primordiales a la hora de manejar unas memorias. También lo es la documentación gráfica –fotografías, mapas, dibujos- si el comitente quiere aportarla para enriquecer el texto. Es aquí donde cobra importancia una adecuada redacción de los pies de texto y de la numeración de los elementos visuales.

El siguiente punto que se debe valorar es el estilo literario en que se redactará el texto, siempre en función de a qué perfil de público va destinado: ¿son unas memorias para regalar a hijos, nietos y familiares? ¿son unas memorias que recogen la historia de una empresa o fundación, para distribuir entre clientes y personal de plantilla? ¿son unas memorias en tono de confesión? ¿deben tener un tono anecdótico, serio, divertido, moralizante, neutral…?

Con todos estos ingredientes, y, ante todo, los deseos y material que proporciona el verdadero autor/a de las memorias, nosotros –transcriptores- elaboramos un texto que, sometido a beneplácito y corrección de quien lo encarga, siempre es susceptible de ser modificado.

Abordar la redacción de un texto biográfico supone siempre un motivo para el autoanálisis y a menudo el resultado es inesperado para el cliente: no sólo se encuentra en la mano con el libro de su vida, sino que, interiormente, se ha enriquecido con el ejercicio de la recapitulación.

martes

Escribanos del siglo XXI


Escribanos del siglo XXI
Blanca Mo


El primer libro impreso aparece en el año 1450.

Hasta entonces, el ser humano ingenió infinidad de soportes y mecanismos para transmitir ideas.
En la protohistoria de la escritura aparecieron los Quipus, un sistema de cuerdas anudadas que servía como libro para anotaciones contables. Sumerios y Acadios usaron piedras para tal fin;y , en Mesopotamia, tabletas de barro.
En Egipto, se comunicaron a través de jeroglíficos escritos sobre papiro. Grecia y Roma, ya con alfabetos, realizaban inscripciones en tabletas de cera o bien grabando en piedra o en el metal.
Con los años, surgieron nuevos soportes, como el pergamino y el papel. Y, en la actualidad, siglo XXI volvemos a encontrarnos en otro hito de la historia de la escritura, gracias a los soportes digitales y la difusión tecnológica.
A lo largo de toda esta historia de la difusión de las ideas, la figura del ESCRIBANO ha pervivido desde las culturas antiguas, de una y otra forma. Durante la Edad Media, fueron ellos los copistas que en los Scriptorium se dedicaban a escribir los libros a mano, muchas veces por encargo.
La sociedad actual sigue disfrutando del placer de consumir lectura y de la necesidad de leer. Y seguramente muchas personas disponen de un gran caudal de ideas y saberes que transmitir, sólo que no disponen del tiempo y de los medios para sentarse a hacerlo.
In Genia Scriptorum nace con el propósito de resucitar las antiguas escribanías, y ofrecer la posibilidad de pasar a escrito todo aquello que el cliente desea comunicar . Escribimos por encargo.

Apoyo a tu creatividad

Coaching para escritores

+ generación de ideas

+ corrección técnica y de estilo

= In Genia Scriptorium